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MEJOR… QUE LO HAGA EL EJERCITO Por Alfredo Oropeza

 

El pasado domingo, el presidente López Obrador anunció la entrega de la administración del Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía al Ejército. Nuevamente, bajo la falsa bandera de combate a la corrupción, López justifica la entrega de dichos proyectos a las fuerzas armadas, poniendo como propósito “un buen manejo de la administración del tren y de los aeropuertos, para garantizar la seguridad en la región”.

Con el arranque de este gobierno, las concesiones al Ejército Mexicano han ido ampliándose de manera gradual y evidente. El presidente parece estar siguiendo al pie de la letra la receta del “Buen Dictador”, en la cual se cimientan la base de poder y represión futura en caso de requerirse, ante la posible inconformidad social y el deterioro en la Credibilidad del régimen instaurado.

Antes de dicho anuncio, López ya había entregado a los militares la realización de las contadas, caprichosas y ocurrentes obras monumentales de su gobierno, como lo fue la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía, los tramos principales del Tren Maya, las mil 751 sucursales del Banco del Bienestar, los 81 cuarteles de la Guardia Nacional y la reconversión de 32 hospitales del Insabi.

En dos años, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se ha convertido en el principal contratista del país, suscribiendo contratos por 25,367 millones de pesos (mdp), para la construcción de hospitales, bancos, jardines de niños, escuelas, canales de riego, aeropuertos, vías férreas; así como para la compra y distribución de medicamentos para los hospitales durante la pandemia de Covid-19, para vigilar ductos y la distribución de combustibles de Pemex.

En la era de la “Cuarta Transformación”, los militares han asumido encargos tan diversos como el traslado de dinero de programas sociales, el reparto de libros de texto, el combate al sargazo e, incluso, representaciones teatrales durante la conmemoración de la Revolución Mexicana.

Otra tarea fundamental, encomendada por el presidente a las Fuerzas Armadas, es la seguridad pública, donde contrariando la Ley, ha designado en los principales mandos de la Guardia Nacional a militares en retiro simulado o en activo, dirigiendo a la corporación federal en lo administrativo y lo operativo. Incluso ha ido más allá, no sólo encomendando la vigilancia e inspección de las aduanas y los puertos marítimos, sino concesionándoles la administración y control total de los mismos.

Así también, la Secretaría del Bienestar pagó 1,156 mdp a las Fuerzas Armadas, para la producción de plantas maderables y frutales, así como la construcción y equipamiento de viveros forestales militares; el gobierno de la Ciudad de México le dio 600 mdp para que construyeran y equiparan el Hospital General de Topilejo; la Comisión Nacional Forestal pagó 25 mdp por el programa de reforestación; la Comisión Nacional del Agua le pagó 578 mdp para la modernización del Canal Centenario; el Insabi pagó 4,272 mdp para adaptar hospitales y atender la epidemia de Covid-19, entre otras concesiones.

Otras obras que serán encargadas a los militares, durante toda la administración de López Obrador, son la edificación de carreteras federales, de puertos, de aeropuertos, de ferrocarriles, así como de las redes de telecomunicaciones y sistemas satelitales, para la prestación de estos servicios y de radiodifusión.

Este fenómeno de militarización de la seguridad, la economía y la administración pública federal, no es un tema desconocido en países con sistemas dictatoriales y antidemocráticos, como lo son Venezuela y Cuba. Incluso, esta estrategia obedece al objetivo afianzar al régimen instaurado, a través de su alianza con los mandos militares, que encuentran espacios de poder económico, haciendo lucrosos negocios con el gobierno.

Lo anterior, es la razón que explica por qué para López Obrador la participación del Ejército es fundamental, en todos los temas de seguridad y economía, más allá de un tema de austeridad y eficiencia, lo que se busca de fondo es la lealtad incondicional y la complicidad de las fuerza armadas.