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***Columna ENTRE LÍNEAS: El sepulturero del PAN

***Columna ENTRE LÍNEAS: El sepulturero del PAN

 

La debacle electoral del PAN en el Estado de México, ha sido el resultado de un exceso de confianza y de la simulación de una dirigencia que debía haberse ido hace tiempo, para decirlo con precisión, desde la estrepitosa derrota de Josefina Vázquez Mota en la elección del año pasado para renovar la gubernatura mexiquense.

Pero en lugar del trabajo político fecundo, ha podido más en el ánimo del presidente del comité estatal panista Víctor Hugo Sondón Saavedra, la soberbia y el pensar que Acción Nacional venía con tanta fuerza, que sus candidatos no necesitarían de mucho para alzarse con el triunfo el 1 de julio.

Nada más alejado de la realidad: Sondón, lejos de ser el líder que guíe al PAN a contundentes triunfos en las elecciones, se ha convertido en el sepulturero de ese instituto político, ligando vergonzosas derrotas, que no tienen que ver con el otrora poderoso blanquiazul.

Las condiciones del país y del Estado de México, no fueron suficiente advertencia para el dirigente panista, ni la influencia que podría tener AMLO en la contienda, ya que por el contrario, lo minimizó, creyendo equivocadamente que no impactaría en la decisión ciudadana a nivel local.

Pero Sondón tampoco advirtió que la elección del 1 de julio podría tener una reacción en cadena, al empatarse lo federal con lo municipal, prefirió tirarse a la hamaca y aplicar lo mismo que con Josefina, haciendo el papel de dama de compañía de los candidatos de su partido, sin haber analizado antes cómo venía el proceso de 2018, los riesgos que podía tener el PAN y la manera en que éstos se hubieran subsanado.

Pero no se ocupó de ello y el resultado ahí está: Acción Nacional y sus aliados del frente no pudieron recuperar municipios donde la lógica indicaba que se ganarían, como en Cuautitlán Izcalli, donde tenían a un excelente candidato, como lo fue Raymundo Guzmán Corroviñas.

El PAN quedó pulverizado y ahora pagará la factura, dejando de ser gobierno en municipios que históricamente han sido sus bastiones como Atizapán de Zaragoza, donde por 18 años gobernaron y ahora tendrán que hacer las maletas, empezando por la alcaldesa Ana Balderas, quien buscó su reelección, no lo consiguió y tendrá que entregarle la estafeta a la victoriosa morenista Ruth Olvera Nieto.

Lamentablemente ese ha sido el estilo de Víctor Hugo Sondón, quien ha sostenido a grupos políticos al interior del PAN, que en lugar de ayudar, dañan al albiceleste, infundiendo un absurdo triunfalismo, despegándose del suelo trepado en un ladrillo, pero pensando que ha alcanzado el cielo.

El PAN, de acuerdo con lo que reporta el IEEM, se estará despidiendo también como gobierno nada menos que de Naucalpan, el municipio considerado “la joya de la corona” y aunque el PREP todavía no se cierra, las tendencias no favorecen al candidato Alfredo Oropeza Méndez, por lo que el alcalde sustituto Víctor Hugo Gálvez, el primer día de 2019 tendría que entregar la administración a la morenista Patricia Durán Reveles.

Sin embargo, Sondón se aferra al puesto al que por dignidad debió renunciar, vale la pena insistir, desde que Josefina Vázquez Mota fue aplastada electoralmente, pero en lugar de ello, prefiere la comodidad de su cargo, aunque su partido haya quedado para el arrastre.

Excepción a esto, es indudablemente el caso del triunfador en Huixquilucan, el alcalde que sí logró su reelección, Enrique Vargas del Villar, quien con méritos propios, consiguió el resultado por él proyectado y esperado, que le ha dado al panismo mexiquense una de las pocas alegrías, en medio de la amargura de la derrota donde Acción Nacional fue rechazado por la mayoría de los electores.

Y es que Enrique Vargas nunca se durmió en sus laureles ni creyó que sin mover un dedo ya tenía asegurado ganar, por lo que como hormiguita, se puso a trabajar, picó piedra, no se confió, buscó a los ciudadanos, a los que demostró los resultados de su gestión y se enfiló a una rotunda victoria en las urnas, que logró obtener sin contratiempo alguno, pasándole muy por encima a sus adversarios políticos.

Por lo que corresponde al PRI, este instituto político ya traía tras de sí las mayores dificultades para ganar y aunque se quedó con 22 demarcaciones del Edoméx, perdió las de mayor población, y desarrollo económico, siendo prácticamente borrado del mapa en el Valle de México.

Aunque el tricolor tuvo buenos candidatos como Rodrigo Reina en Naucalpan, Luis Manuel Orihuela en Tlalnepantla y Enrique Geyne en Atizapán, entre otros, la marca estaba señalada por la ciudadanía como la que había que castigar en las urnas.

En esto, jugó un papel preponderante el desencanto de la mayoría de los mexicanos con la administración del presidente Enrique Peña Nieto, quien le apostó a implementar unas reformas estructurales que por su esencia antipopular y antinacional, generaron el rechazo de la gente y el “gasolinazo” fue la gota que derramó el vaso.

El efecto Peña Nieto se convirtió en el defecto Peña Nieto, su gobierno derramó hacia lo federal, estatal y lo local, una animadversión de los potenciales votantes en contra del tricolor, que no podía deshacerse ya del enorme desgaste de estar en el poder sin el consenso de la sociedad.