Columna ASÍ OPINA ANSELMO ZARAGOZA A GUISA DE CONSEJO

Columna ASÍ OPINA

ANSELMO ZARAGOZA

A GUISA DE CONSEJO

 

Es innegable que el país atraviesa por un agudo proceso de cambio, no solo a nivel económico, sino que también en lo social, cultural y más claramente en lo político.

Cambios que desafortunadamente no llevan aparejada una homogeneidad, pues impactan de manera diferente y diferenciada a los distintos grupos y esferas sociales, así como a las regiones y sectores de la sociedad en general.

Estos procesos de cambio, en las estructuras sociales, económicas y demográficas, en las instituciones políticas y jurídicas y en los discursos imperantes, llevan en sí mismos la imperante necesidad de transformaciones y tensiones en la subjetividad de los individuos. Obligando a la colectividad de forma externa y coercitiva a la implementación de autorreflexiones acerca del pasado, el presente y el futuro.

En este sentido, es necesario que los gobiernos actuales, (apoyados en las instituciones públicas creadas exprofeso para ello), se den a la tarea de indagar en el sentir ciudadano, preguntando cómo la sociedad evalúa su situación actual y que previsiones tiene acerca de su futuro, para emprender de manera firme ese proceso de cambio en miras de alcanzar una consolidación más efectiva. Brindándose así, un contexto más claro y preciso de dónde o en qué lugar se encuentra ubicadas las instituciones públicas del país, su Estado y su municipio.

Ya no pueden los gobiernos actuales darse el lujo de gobernar sin bases metodológicas firmes, ya no pude permitírseles gobernar con la improvisación y ocurrencias, la colectividad ya no está dispuesta a soportarlo. Por ello, es menester que tanto autoridades como ciudadanos, se introduzcan en el profesionalismo, en la realidad que aqueja día con día, no solo al gobernado sino también al gobernante. Es tiempo ya, que se observe el pretérito, se estudie, se analice, para no cometer los mismos errores y de esa manera evolucionar, comenzar de manera conjunta y ordenada una sociedad ejemplo, una sociedad que pueda ir de la mano autoridad y ciudadano.

Es tiempo, para poder realizar este cambio de paradigmas en las estructuras sociales, de manera correcta, pacífica y objetiva. Tenemos que darnos la oportunidad de transitar en las grandes transformaciones sociales del país de manera democrática, de forma civilizada, y de ello deben darse cuenta los actuales gobernantes, deben de aprovechar la inmejorable oportunidad que tienen en sus manos, con la que solo basta insertar un mínimo de voluntad política, de profesionalismo, para poder lograrlo.

No hay necesidad de permitir el levantamiento del pueblo, no existe razón suficiente para aferrarse a la permanencia de malos e ineptos funcionarios al frente de alguna o algunas secretarias en el caso federal o de alguna dirección en el caso municipal.

Es y se tiene la oportunidad de hacer y hacerlo bien, ya es tiempo de olvidar el pasado y pensar en el futuro, es el momento de reflexionar y voltear a ver al colectivo social, que requiere de soluciones reales y verdaderas, que implora respeto por parte de las instituciones públicas, que demanda mejores servicios y mejores oportunidades de vida.

Hoy está y existe la oportunidad de remediar o enmendar los errores del pasado, de poder retomar el camino del progreso, de la solidaridad, del bien común. Para qué esperar, a que el pueblo lacerado se manifieste por la urgencia del cambio social por otra vía que no sea la democrática. Los cambios son necesarios y la sociedad está cambiando, ya no puede soportar más.

Como conclusión y a guisa de consejo, puedo recomendar a los gobiernos municipales actuales del Estado de México, que no mientan, que no sigan los pasos de sus antecesores, que no intenten justificar la mediocridad con discursos demagógicos, con oratorias falaces. Es tiempo de decir verdades, de manifestar sus propias incapacidades, sus vicisitudes, reconocer sus malas designaciones, corregirlas, y hacer reflexionar con ello a los ciudadanos, para que podamos entenderlos, para que en la medida que nos corresponde cumplir y de esa forma encontrar de manera conjunta soluciones viables que no por ser deseadas no puedan ser asequibles.