***Columna ENTRE LÍNEAS: El mito de las precampañas
***Columna ENTRE LÍNEAS: El mito de las precampañas
La figura de las precampañas, debería ser deshabilitada por la autoridad electoral, toda vez que no cumplen con el supuesto fin para el que existen: comunicar mensajes de los precandidatos a la militancia de sus respectivos partidos, como mecanismos políticos internos.
La realidad nos dice otra cosa, porque si los precandidatos se dirigieran únicamente a sus dirigentes y militantes, bastaría que les hicieran llegar a sus correos electrónicos y páginas de Face Book, aquello por lo que consideran que se merecen ser candidatos a cargos de elección popular.
Pero lejos de ello, lo que vemos en las precampañas –por lo menos en lo que se refiere a las de aspirantes a la presidencia de la república-, es que los precandidatos salen en costosos spots televisivos, mismos que son observados por la mayoría de la población, a la que exponen parte de sus planes de gobierno, visión de las cosas e incluso, se valen de ellos para atacar o defenderse de sus contrincantes.
Esto significa que las precampañas como tales no existen, ya que no son formas de comunicación interna únicamente sino esencialmente, son probaditas de lo que vendrá en las campañas, rompiendo todos los aspirantes y partidos con la parte del destinatario exclusivo de sus ideas y proyectos.
Sin embargo, el INE no ha presentado objeción alguna a esta manera de hacer campaña, bajo el disfraz de precampaña y los consejeros del Instituto Nacional Electoral, han padecido de miopía, al ser incapaces de ver que los precandidatos se dirigen fundamentalmente a la sociedad y no a los líderes ni militantes de los partidos.
Hasta el día de hoy, se han limitado a cuestionar el nombre de la coalición Meade Por México, del precandidato priísta José Antonio Meade Kuribreña, ya que el apellido generaría cierta inequidad y por lo tanto, ventaja para el aspirante presidencial del Revolucionario Institucional, pero hasta ahí.
Por cierto, José Antonio Meade, pese a que de acuerdo con la mayoría de las encuestas no levanta y no despega del tercer lugar en las preferencias electorales, ha echado toda la carne al asador y critica a su adversario de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien no lo baja de “señoritingo” y de culparlo de que cuando era Secretario de Hacienda, se convirtió en el verdugo de los ciudadanos al avalar el incremento a los precios de la gasolina.
Otro que anda buscando la remontada, es el precandidato del PAN Ricardo Anaya Cortés, quien hace señalamientos contra el PRI relacionados a la corrupción de los ex gobernadores tricolores y trata de ganar simpatías, a través de un spot donde toca “La Bamba”, con el ex candidato del PRD a gobernador mexiquense, Juan Zepeda Hernández, intentando convencer al respetable de que “son la misma banda”, pese a que la percepción de la mayoría de gente, es que Anaya es “niño popis”, mientras que Zepeda es “chavo-banda.”
Este ardid televisivo, podría lograr su cometido, pero también resultar contraproducente para Anaya y sus intenciones presidenciales, ya que de entrada, el spot es poco creíble, por lo que socialmente implican dos personajes que son representativos de clases sociales totalmente disímbolas y por lo endeble del argumento de que basta ponerse a tocar una canción para que esas profundas diferencias sociales se desvanezcan entre el “júnior” y el “marginado.”
De hecho, no hay que olvidar que parte del éxito de Juan Zepeda como candidato a gobernador, fue justamente vender la idea en sus recorridos, de que como gente de Ciudad Neza, probó en carne propia la pobreza, misma que lo orilló a irse del país, para buscar fortuna en Estados Unidos, debido a la precaria condición de su familia, lo que le generó empatía con los mexiquenses de menores recursos – la gran mayoría-.
Y eso precisamente, es lo que no tiene el dichoso spot de “ La Bamba”, carece de una empatía real con los ciudadanos y pretende llegar a ella de manera artificial, lo que no tiene credibilidad y lejos de ganarle simpatías a Anaya, puede provocarle rechazo.
En el municipio de Atizapán de Zaragoza, el llamado de Ruth Olvera Nieto, quien fue nombrada durante las vacaciones de invierno como Coordinadora de Organización Municipal de Morena en esa demarcación, fue desoída por una parte de la militancia, que ahora busca impugnarla, para que no sea ratificada y de esa manera evitar que se convierta en candidata a la alcaldía.
El coordinador de las casas de apoyo a Andrés Manuel López Obrador en esa demarcación, Martín Hernández Sánchez, de plano ya se rebeló contra Ruth Olvera y está exigiendo que se le dé marcha atrás al nombramiento de la ex presidenta municipal de Tlalnepantla.
De mantenerse la división en Morena Atizapán, las posibilidades de que la izquierda por primera ocasión conquiste la presidencia municipal se verán mermadas, y es que si bien habrá a quienes desagrade la designación de Ruth Olvera dentro de ese partido, lo cierto es que no hay nada violatorio de los propios estatutos de tal instituto político, que puede integrar a su causa, a personas que no sean militantes del mismo.
Además, el propio López Obrador ha abierto de par en par las puertas de Morena, para que participen ciudadanos sin partido, e incluso ex militantes de otros partidos, tal es el caso de Juan Rodolfo Sánchez Gómez, quien fue presidente municipal de Toluca por el PAN y de la ex diputada panista Gabriela Gamboa, quien es ya coordinadora de organización de Morena en Metepec y virtual candidata a la presidencia municipal de esa localidad.
Lo que queda claro es que en la política no hay castillos de la pureza y que todo mundo tiene una historia y una trayectoria, pues así como Ruth Olvera fue panista y luego renunció al blanquiazul, Martín Hernández fue perredista e incluso, uno de sus hermanos de nombre Ignacio, fue regidor por el Sol Azteca en Atizapán.