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***Columna ENTRE LÍNEAS: Le queda grande el puesto a titular de SAPASA

***Columna ENTRE LÍNEAS: Le queda grande el puesto a titular de SAPASA

La titular del organismo de agua de Atizapán de Zaragoza SAPASA, Alejandra Cerón, había dicho que ante la falta del vital líquido en colonias de la zona norte de esa demarcación,  la dependencia a su cargo estaría enviando pipas para suministrarlo, mientras se soluciona la baja de la presión, debido a problemas en el Sistema Cutzamala.

Los hechos ya desmintieron a la funcionaria, puesto que habitantes de la colonia Villas de la Hacienda, se vieron precisados a manifestarse ante la carencia de agua en sus hogares, llegando a la desesperación de no encontrar respuesta de parte de la dependencia.

Los inconformes se apostaron el pasado sábado 30 de septiembre sobre la carretera Lago de Guadalupe, para exigir que les llegue el agua, por lo que bloquearon esa vialidad y expresaron su demanda del vital líquido mediante pancartas y coreando “¡queremos agua!” por lo que hizo acto de presencia la policía municipal.

Los uniformados trataban de dialogar con los vecinos inconformes, pero a la vez buscaban convencerlos de dejar de bloquear la carretera, pero los afectados no se movieron hasta que alguien hizo de conocimiento del gobierno de Atizapán esta situación.

Eso puso en evidencia que la directora de SAPASA, demuestra  su ineficiencia e ineficacia, amén de estar engañando a la gente con falsas alternativas, a una realidad: la falta de agua en las partes más altas de Atizapán.

Y si bien es cierto que las pipas llegaron a Villas de la Hacienda, esto no hubiera ocurrido de no movilizarse los ciudadanos y de protestar contra la indolencia de la titular de SAPASA, frente a su falta de agua, no de hace un día sino de prácticamente ya varias semanas.

Al parecer, Alejandra Cerón se olvidó de su ofrecimiento a los usuarios de SAPASA, respecto a que de no tener el agua, de todos modos tendrían el líquido por medio de las pipas.

De todos modos, la directora tendrá que reconocer también que la desorganización  que hay en el organismo, desató la ira y el coraje de los ciudadanos; las pipas sí son útiles, ciertamente, aunque al mediano plazo no serán la solución a la falta de suministro.

La propia funcionaria mencionó que SAPASA está trabajando en la habilitación de un pozo municipal en la zona de la colonia Emiliano Zapata, lo que a estas alturas debería estar casi listo, porque es casi un mes de que lo señaló y ese mes ya casi transcurrió.

Pero si bien los vecinos de Villas de la Hacienda salieron a manifestarse contra la falta de agua en sus casas, no es la única comunidad en la que no está suministrándose adecuadamente el vital líquido.

Así que focos rojos por este problema los hay, pero la última palabra la tiene la alcaldesa Ana Balderas, a quien le corresponde decidir si debe seguir teniendo al frente de SAPASA a una servidora pública, que demuestra que el puesto le queda grande.

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A 49 años de la masacre de Tlatelolco, nada hay resuelto y este caso, al igual que muchos otros se mantiene en la impunidad. El 2 de octubre de 1968, marcó un parteaguas en la historia del país, ya que el régimen autoritario que había en México, tuvo que evolucionar y la participación de los ciudadanos en las decisiones políticas llevaron a un proceso –lento- de democratización, que avanzó, aunque en 2017 se muestra todavía inacabado e imperfecto.

La lucha de aquellos estudiantes que rechazaron el abuso del poder y que pedían diálogo con el gobierno  para arribar a una solución de su pliego petitorio, no ha sido en vano, porque de la noche de Tlatelolco la lección ha sido la misma que en cualquier otra parte del mundo: las cosas nunca cambiarán por sí mismas si no hay quienes empujen y den la batalla para transformarlas. 2 de octubre, no se olvida.

Dos tareas dejan los alumnos que ofrendaron sus vidas en la Plaza de las Tres Culturas: evitar que se borre de la memoria pública lo sucedido en 1968 y la otra, que cada ciudadano mexicano se asuma a sí mismo como el principal garante de que en el país pueda vivirse en un régimen donde prevalezca la convivencia democrática.