Columna LA ENTREVISTA en campaña
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A través del voto útil y de la declinación de candidatos, la oposición espera alcanzar el poder en el Estado de México y destronar así al PRI, cuya hegemonía en la entidad se encuentra desgastada y por lo tanto, en riesgo de desvanecerse.
Los llamados para la construcción de bloques antitricolores se escuchan por todas partes, de parte de la derecha, el dirigente estatal del PAN Víctor Hugo Sondón Saavedra, jura y perjura que su partido es el único capacitado para desterrar del gobierno estatal al Revolucionario Institucional.
Sondón, clama por la declinación de otros abanderados en pro del proyecto de su candidata Josefina Vázquez Mota y deja también en claro que de no atenderse este exhorto, la oposición quedará condenada a seguir siendo, precisamente eso: oposición, cuando tiene la oportunidad de convertirse por primera ocasión en gobierno.
Hoy la apuesta es por una coalición de facto, pero el PAN y el PRD fueron incapaces –como hace seis años- de edificar una alianza electoral por medio de la firma de los convenios respectivos, registrándola ante la autoridad electoral en tiempo y forma. Podría pensarse que lo evitó la diferencia de ideologías, pero más bien no se consiguió por soberbia de sus dirigentes.
Lo que están viendo los mandos más altos del PAN es que de ser derrotada Josefina Vázquez Mota, su anhelo de volver a Los Pinos en 2018 se verá más que complicado, pese a los históricos resultados que le permitieron en otras entidades avanzar y sacar al PRI del poder.
Y aunque es cierto que el PAN es el partido que más se ha aproximado a vencer al Revolucionario Institucional en el Estado de México, hoy esa posibilidad de ganar frente a la coalición que encabeza Alfredo Del Mazo Maza, se antoja remota.
Pese a que el PAN también creció y en las pasadas elecciones municipales recuperó municipios tan importantes como Naucalpan y Huixquilucan, sosteniéndose además como gobierno en Atizapán de Zaragoza, la victoria de Josefina en esas demarcaciones no le alcanzaría para hacerse con la gubernatura.
Por su parte, las izquierdas van dando unas de cal y otras de arena, ya que mientras los candidatos Oscar González Yáñez del PT y Juan Zepeda Hernández del PRD, consideran sumarse a la candidata de morena Delfina Gómez Álvarez, como algo que nunca sucederá y rechazaron de forma contundente el llamado de Andrés Manuel López Obrador –que ellos interpretaron como ultimátum-, otros actores continúan apelando a que la alianza de facto todavía se puede concretar.
Eso explica que Max Correa, secretario general de la Central Campesina Cardenista, quien también fue precandidato del PRD al gobierno mexiquense, desde Tlalnepantla de Baz, se haya pronunciado porque la dirigencia de morena tome cartas en el asunto y se pueda lograr que otros partidos se sumen al proyecto de la candidata Delfina Gómez.
Lo dicho por Max Correa, fue en un tono respetuoso y con el afán de que se abra el diálogo, pero alejado de las imposiciones, lo que marcaría la pauta para que se convoque a una mesa de diálogo entre los secretarios generales de los partidos de izquierda, revisando temas como:
Proyecto de gobierno, incorporar gente de otros partidos en el gabinete de Delfina una vez que sea electa gobernadora y crear un gobierno de coalición, para que la izquierda vaya fuerte al 2018.
Y recordó el ejemplo de un luchador social que pese a haber sido candidato a la presidencia de la república por el PMS, Heberto Castillo, éste declinó por Cuauhtémoc Cárdenas, por lo que vislumbró la alianza de izquierdas como una oportunidad histórica, pues aparte de todo, todavía queda tiempo para hacerlo.
Junto a Max Correa estuvo Vicente Miguel Mateos, coordinador estatal de la corriente de opinión de izquierda mexiquense del PT, quien se comprometió a llevar esta invitación a su partido. También estuvo presente Víctor Hugo Correa, ex dirigente del Partido Social Demócrata.