EL COSTO DE LA 4T: LO “BARATO” SALE CARO. Por Alfredo Oropeza

La posibilidad de juzgar a los expresidentes de México, nos lleva a reflexionar que hay más probabilidad de juzgar a López Obrador por fraude, desfalco y malversación de fondos públicos, que por cualquiera de los supuestos delitos de los que se acusa a los exmandatarios de México.

En su empecinado afán de echar andar la “caja china” –para distraer a la opinión pública de los temas en que está fallando su gobierno– el presidente López vierte una serie de sandeces y acusaciones ambiguas, para engañar sobre la posibilidad de juzgar a los expresidentes del período “neoliberal”:

  • A Salinas de Gortari, por acrecentar la desigualdad en el país y de privatizar a particulares las inoperantes empresas paraestatales (ahora se concesionan al ejército y a los cuates de la 4T.);
  • A Ernesto Zedillo, por continuar con las políticas privatizadoras y por avalar el rescate de los ahorros de los mexicanos, a través del Fobaproa (ahora se deja morir a su suerte a micros-pequeñas empresas y a changarros);
  • A Vicente Fox, por haber defraudado la esperanza de la alternancia (antes que él) y haber “intervenido” en el proceso electoral de 2006 (como lo piensa hacer López en 2021);
  • A Felipe Calderón, por haber iniciado la “guerra contra el narco” y desatar la violencia en el país, (aunque ahora haya más violencia y más homicidios), mientras que colaboradores de su gobierno presuntamente estaban coludidos con grupos delincuenciales (aunque nunca se les vio correr a saludar a la mamá del Chapo, hasta su camioneta); y
  • A Peña Nieto, por recibir sobornos de parte de Odebrecht para financiar su campaña presidencial (Ahora se les llama contribuciones del pueblo para la causa revolucionaria).

Todas las acusaciones son vagas y hasta absurdas, incluso, la mayoría pueden declararse prescritas por el tiempo transcurrido, son dichos al aire para simular una falsa política de combate a la corrupción. Claro, la corrupción del pasado, porque la corrupción del presente ni la ve y ni Pío dice.

En el aquí y en el ahora, hay más elementos de prueba para juzgar a López Obrador que a cualquiera de los expresidentes antes mencionados, por el desfalco y derroche insultante de recursos públicos, en favor de sus caprichos y ocurrencias.

Una prueba es la cancelación del Aeropuerto en Texcoco y el capricho de construirlo en Zumpango, en la Base Militar de Santa Lucía. La cancelación del proyecto en Texcoco significó un derroche de 75 mil millones de pesos, para liquidar los contratos y la concesión del Grupo Aeroportuario, más los 100 mil millones de pesos ejecutados en la obra hasta la fecha de su cancelación. Mientras, que la construcción del aeropuerto en Zumpango representará un costo de 172 mil millones de pesos adicionales.

Al final, entre los millones que quedaron enterrados en Texcoco, la liquidación de contratos e indemnizaciones y el costo del proyecto de Santa Lucía, el Aeropuerto Patito de López Obrador terminará costando al pueblo de México cerca de 350 mil millones de pesos, 15% más caro que el proyecto original de Texcoco. Además, terminaría siendo inoperante, ya que aún no cuenta con los estudios de aeronáutica civil y el aval de las autoridades en aeronáutica internacional.

Otra obra caprichosa, destinada al fracaso y que terminaría por hundirse en el manglar sobre el cual se empecinaron a construirlo, es la Refinería Patito de Dos Bocas. El proyecto de construcción de Dos Bocas se está volviendo inviable, por el aumento del tipo de cambio con el dólar, porque Pemex proyecto su presupuesto en pesos y la obra se cotizan en dólares. El costo de la refinería oscila en los 9 mil dólares, considerando un tipo de cambio de 22.8 pesos por dólar (originalmente se contempló en 18.5 pesos por dólar). Esto significa que el costo total de la obra se incrementó en 25%, pudiendo alcanzar los 204 mil millones de pesos.

También, es de incluir el Tren Patito Maya de López, el cual ha sufrido un incremento de 12% en el costo de construcción, lo que lo eleva a un costo total de 156 mil millones de pesos. El proyecto se dividirá en seis tramos, de los cuales, sólo uno se considera rentable (el tramo de la Riviera Maya).

El fraude más reciente, es la No Rifa del Avión Presidencial, el cual ha significado los siguientes costos: 564 millones de pesos de renta de los dos años que no se ha utilizado, más 79 millones de pesos por tenerlo aparcado en un hangar en California, más los 500 millones de pesos desviados del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) para comprar un millón de cachitos –en vez de equipo médico y medicinas–, más 2 mil millones de pesos desviados del Infonavit y entregados por la Fiscalía General de la República (FGR) para pagar los premios de la rifa, más los 2 mil millones pendientes a pagar por el avión que no se ha vendido aún.  El total derrochado se eleva a poco más de 5 mil millones de pesos.

Por último, es de considerar el derroche absurdo del Grito de la Independencia sin público, donde el pueblo de México estuvo ausente y, aun así, se ofreció un espectáculo de luces, sonido y pirotecnia para López (solos él y su locura), que significó un costo de 12.7 millones de pesos, tres millones de pesos más caro que el del año anterior, con todo y público.

El saldo final del derroche en ocurrencias y caprichos de López Obrador, estará significando al país un desvío de recursos y malversación de fondos en obras y proyectos fallidos, sino fracasados, por un valor aproximado a los 715 mil millones de pesos.

La magnitud de este fraude y desfalco al pueblo de México equivale al presupuesto anual de 178 municipios iguales a Naucalpan. Sin duda, es un elemento de prueba real para enjuiciar al presidente en turno, incluso, antes de que termine su mandato.