***ENTRE LÍNEAS: Los costos de un desacato

***ENTRE LÍNEAS: Los costos de un desacato

 

En el municipio de Ecatepec, el alcalde priísta Indalecio Ríos Velázquez, anda mal y de malas, no la ve llegar y le llueve sobre mojado, ya que además de que su ineficiente administración fue incapaz de darle el triunfo al tricolor el pasado 4 de junio, ahora el presidente municipal está con un pie fuera del ayuntamiento y podría ser objeto de una suspensión de su cargo.

Y es que don Indalecio enfrenta una demanda laboral, en la que de contarse con el aval de la Legislatura Local a la petición de un juez para suspender de sus funciones al alcalde y a su tesorero Miguel Ángel González.

Ambos funcionarios están en riesgo de irse a su casita cinco días, sin goce de sueldo, luego de que la agraviada, de nombre Victoria Montes de Oca, entregara el pasado 18 de mayo una demanda contra la alcaldía, donde exige que se le pague más de un millón 100 mil pesos, luego de su despido.

Sin embargo y para defenderse, la versión oficial del gobierno de Indalecio Ríos, es que la demanda no es nueva sino que data del año 2008, anterior al regreso al PRI al poder en Ecatepec, cuando el presidente municipal era el perredista –y hoy morenista-, José Luis Gutiérrez Cureño.

Y ahora, en el gobierno de Ríos Velázquez, salen con la jalada de que están “atados de manos”, ante ese laudo laboral, cuando la solución es muy simple: si fueron condenados por un tribunal a pagar, deben hacerlo, que no quieran, que no se les pegue la gana o que pretendan desconocer el adeudo, es ya otra cosa.

Si la demanda de dicha persona contra el ayuntamiento por despido injustificado se viene arrastrando desde la administración perredista, quiere decir que a los subsecuentes alcaldes les ha valido gorro este asunto, que lejos de haber intentado negociar con la demandante en su momento, prefirieron hacerse de la vista gorda, dejar pasar las cosas, pero lo que crearon, fue una bola de nieve que creció  y ahora es ya una avalancha.

También queda claro, que el actual alcalde no tiene empacho en seguirse exhibiendo como un político de baja calidad y peores resultados, ya que no conforme con el desfiguro electoral y la aplastante derrota de su partido el 4 de junio, tal vez piense que le sale más barato irse una semana a su casa, junto con su tesorero, que cumplir con una sentencia de un juez.

Un gobernante que pretende ignorar una sentencia emitida por magistrados comete el delito de desacato y quien desacata quiere decir que no respeta la ley, se la pasa por el arco del triunfo, pero también se arriesga a que lo sancionen por esta actitud.

Sin embargo, a Indalecio Ríos parece no preocuparle que le quiten una semana de sueldo, en un momento dado, para el salario de un ejecutivo local, eso ha de ser lo de menos.

Lo que es incapaz de notar, es que se está convirtiendo en un paladín del descrédito público del PRI, que de por sí fue vapuleado y repudiado por el voto ciudadano en todo el Valle de México, pero parece querer más.

Y es que le da flojera pagar el “pendientito” que dejó Cureño, pero no se pone a pensar en que una deuda municipal no es un adeudo personal sino institucional, así se registre –como ocurrió- un cambio de partido gobernante, de colores e ideologías.

Una deuda institucional va más allá de eso: independientemente de quién ocupe la silla presidencial, es el ayuntamiento como tal el deudor. ¿Ya es mucho dinero lo que hay que pagar a Victoria Montes de Oca? Sí, pero por la indolencia gubernamental que no atajó pronto este problema y no dialogó con la ex servidora pública para llegar a un acuerdo benéfico para ambas partes.

¿Qué le queda a Indalecio Ríos? Pagar.