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LA CAJA CHINA DE AMLO: DÁNDO EL AVIÓN Y A LOZOYA.. Por Alfredo OROPEZA

 

 

 

En la política mexicana contemporánea, se dice que se echó a andar la “caja china” cuando por medio de alguna noticia o suceso se busca distraer la atención de los hechos más importantes, pero incómodos para el régimen gobernante. Creadas o falsas, las noticias maquiladas desde el poder son buscapiés o cortinas de humo, que tienen como fin engañar la percepción de la ciudadanía con algo que despierte más el morbo o la curiosidad.

Así, en plena crisis de popularidad, debido al desempeño mediocre y desastroso del gobierno de 4Ta, ante las crisis de salud, seguridad, económica y en las finanzas públicas, además de los cada vez más florecientes escándalos de corrupción de los personajes más aduladores y cercanos a López, AMLO retoma las enseñanzas de su alma mater priísta y echa andar su “caja china”.

Para ello, se vale del montaje de un circo de dos pistas, por un lado, el ya choteado espectáculo del avión presidencial, del cual ya son poco los que le compran el boleto (literalmente); y, en la segunda pista, el teatro de sombras y marionetas chinas de Emilio Lozoya, el cual, ya convertido en actor estelar goza de todos los privilegios y comodidades, pasando de villano o criminal de cuello blanco a héroe nacional de la 4T.

Después de tanto circo, maroma y teatro con el Avión Presidencial, el show orquestado desde el primer día de gobierno de López no da para más. Tanto así, que ya son pocos los que le compran los boletos para el espectáculo de la rifa del avión: sólo se han vendido 25% de los cachitos de la rifa, desde que se pusieron a la venta el pasado mes de marzo, así lo informó el propio presidente.

En cambio, los costos del espectáculo ya superan los 1.7 millones de dólares, que son los gastos por mantenimiento durante el tiempo que estuvo varado en un hangar, en Estados Unidos.

En cuanto al espectáculo montando en torno a la extradición de Emilio Lozoya, la apuesta de López y la 4T es mayor, pues es el show del que más aplausos esperan recibir. Si bien, son innegables los actos de corrupción y de negocios de cuates que se dio en el gobierno de EPN, el gobierno de 4Ta. apuesta en conducir el “proceso judicial” (si es que se da) a una verdadera salpicadera de lodo, para denostar y desacreditar, no al círculo peñista, sino a todo indicio de oposición que les represente una amenaza rumbo a 2021.

Cada vez se ve más lejano que Lozoya pise la cárcel y que su proceso proceda, pues la andanada de primicias y declaraciones no oficiales reveladas por López, evidencian el gran desaseo en el debido proceso judicial.

Es evidente que el exdirector de Pemex sirve más de espectáculo a que exista una verdadera intención de hacer justicia, contra los operadores políticos y financieros de la campaña y gobierno peñista. Muestra de ello, es que la 4T se desvive por presentar a Lozoya como uno más de los redimidos por la gracia del Mesías Tropical, más que de ubicarlo como el eslabón que pudiera acercar a Peña Nieto y a sus excolaboradores a una rendición de cuentas, ante la justicia.

Emilio Lozoya fue recibido como una estrella de la Cuarta Transformación y, antes que pisar una celda, es hospedado en el exclusivo hospital de “Los Ángeles del Pedregal”, en una de sus suites más exclusivas, con todas las comodidades y lujos, propios de la era de austeridad morenista.

Cuando Lozoya fue requerido por la Fiscalía mexicana, para su extradición, se le acusaba de los delitos de operaciones de procedencia ilícita, asociación delictiva y cohecho, según consta el auto de extradición de la Audiencia Nacional Española. Si la autoridad española hubiese ordenado su extradición inmediata, debía ser juzgado en México exclusivamente por aquellos delitos que se le acusaba.

Al aceptar de manera voluntaria su extradición, la jugada de Lozoya apuesta por la negociación de su libertad y poder ser juzgado por otros delitos menores. Este es el elemento clave de la negociación y el argumento legal para el gobierno de 4Ta., cuando sea evidente que Lozoya no pisó la cárcel. Ahora, Lozoya podrá ser juzgado por otros delitos en México, incluso muy menores, dependiendo el tamaño de nombres, cuentas y pruebas que aporte sobre los sobornos que realizó con autoridades, empresas y personajes. Datos que, sin duda, son el único interés de López Obrador, para utilizarlos como arma política rumbo a la contienda electoral venidera.

Así, el tema del Avión Presidencial, como el caso Lozoya, terminan siendo farsas teatrales útiles para echar andar la “Caja China” de López Obrador. Porque en el fondo se está rifando un avión que no se rifa y se extradita a un delincuente de cuello blanco que jamás pisará la cárcel. El chiste de todo esto es: recuperar la popularidad desgastada, enlodar a los adversarios camino a las elecciones y distraer a la opinión pública de los hechos reales que nos afectan, como el desempeño mediocre del Gobierno de 4Ta. ante la inseguridad, la violencia, el coronavirus, el desempleo, la crisis económica y el quebranto financiero del gobierno.