LOS MUERTOS DE LÓPEZ OBRADOR. Por: Alfredo Oropeza

 

López Obrador persiste e insiste en distraer a la opinión pública “dándonos el avión”. Mientras, en lo que va de su gobierno, el país ha vivido los índices más altos en su historia de asesinatos por hechos de violencia. Si a esto le sumamos la ya catastrófica cifra de muertos por contagio de Covid-19, derivado de los errores, la impericia y la indolencia del gobierno federal en sus fallidos intentos por contener la pandemia, el resultado es estremecedor.

Para el presidente López, la prioridad son sus malabares mañaneros que buscan imponer la agenda en medios, con el espectáculo cómico y musical de la “no rifa del avión presidencial”, que terminó siendo el sorteo al equivalente del valor comercial de la nave, distribuido en 100 premios de 20 millones de pesos y, del cual, los recursos reunidos ya no serán destinados al “Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado”, sino serán donados al “Instituto de Salud para el Bienestar”.

Sí, así de absurdo y enredoso ha sido este circo mediático que surgió de la mente ocurrente y la voluntad caprichosa del titular de la presidencia de la república, que ahora se ha hecho más bolas que un engrudo y no ha tenido de otra que sacar a marchas forzadas y valiéndose del aparato del Estado, los gobiernos locales, municipales y alcaldías, para salvar la honra y tratar de engañar a la opinión pública que su idea fue un éxito.

Y es que, a unas cuantas horas del sorteo, el fracaso de la ocurrencia de López es innegable ante la nación. De acuerdo con Ernesto Prieto Ortega, director general de la Lotenal, hasta el pasado fin de semana sólo se habían recaudado 2,089.5 millones de pesos y, a un día previo del sorteo, sólo se alcanzó la venta de 4 millones de “cachitos” (de los 6 millones puestos a la venta) equivalente a sólo el 66.66% del total de boletos emitidos.

El resultado de la venta de los boletos de lotería, para el “no sorteo del avión presidencia”, es un rotundo fracaso para el presidente López, si dimensionamos el gran esfuerzo de convencimiento, presión y publicidad implementados por todo el aparato del Estado mexicano, para promocionar la venta de los cachitos. Incluso, valiéndose de la invitación a todos los empleados del gobierno federal, gobiernos locales, municipales y alcaldías morenistas; sumándole a empresarios, empresas paraestatales y, en última instancia, al Insabi, que de manera “voluntariamente a fuerzas” tuvieron que comprar un cachito para la rifa del avión.

El descomunal esfuerzo por cumplir un capricho ocurrente del presidente, no se ha visto para atender otros temas, los más prioritarios y urgentes para todos los mexicanos, como lo son: La recuperación económica o la pacificación del país.

Sin duda, este mediocre y decepcionante espectáculo sólo busca distraer a la opinión publica de su realidad, de aquello que están padeciendo miles de familias mexicanas todos los días, como es la pérdida de un familiar por el fenómeno de la violencia, la inseguridad o la pandemia, incontenibles en México.

Tan sólo, en lo que va del período de gobierno de la 4T, el número de homicidios dolosos ha alcanzado la cifra récord de 78,178 asesinatos (diciembre 2018 – agosto 2020), incluso pese a la reducción de la movilidad ocasionada por la pandemia de Covid-19. Siendo el fenómeno un 5% superior al de Peña Nieto y 40% más alto que la denominada “Guerra de Calderón”, en el mismo período.

Si a la cifra anterior le sumamos las muertes acumuladas por la torpeza y mal manejo de la pandemia, por parte del gobierno de 4Ta. El cálculo oficial de muertes por causa del Covid-19 es de 71,049 decesos; si a esta cifra, de por si catastrófica, le aplicamos el multiplicador de 3.5 –que es la variable estimada por la OMS para calcular el número de fallecimientos reales por Coronavirus en México– el resultado es demoledor: 248,672 decesos.

Así, la suma de muertes causadas por la violencia y la pandemia, durante el gobierno morenista, nos da la muy catastrófica cifra de 326,850 muertos, en lo que va del período de López.

El resultado es contundentemente avasallador, a casi dos años de su gestión, los “Muertos de López Obrador” son 2.1 veces superior a los seis años Peña y 2.7 veces mayor a los seis años de Calderón, incluso sobrepasa a los dos sexenios juntos.

Irrefutablemente se confirmará la aseveración de que “hay más muertos en la paz de López que en las guerras de Calderón y Peña, juntos”.