¿POR QUÉ MEXICO NO PRODUCE SU PROPIA VACUNA? Por Alfredo Oropeza

En México se estima que ya hay un acumulado de 2 millones 190 mil casos de personas contagiadas por Covid-19, con corte al 15 de febrero, a los cuales se suma la lamentable cifra de 174 mil 657 muertes causadas por este virus.
A partir del lunes, con dos meses de retraso, el gobierno de 4Ta. reinició las jornadas de vacunación contra el Covid-19 a adultos mayores de 60 años, gracias a la donación, sino caridad, del Gobierno de la India que entregó 182,310 dosis de AstraZeneca. Esto, después de aquel primer embarque recibido con bombo y platillo el 23 de diciembre y, desde entonces, ha sido la única recepción de vacunas en nuestro país.
En la Ciudad de México, con una población de cerca de tres millones de adultos mayores de 60 años, las dosis recién recibidas, tan solo cubriría la vacunación del 3% de esa población. Por ello, no es de extrañar las largas filas y las muchas horas hombre perdidas, de las personas esperanzadas por recibir la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19.
Como es característico de este gobierno de 4Ta., la improvisación, la desorganización y el afán electorero de empadronar a los beneficiarios, por parte de los “Serviles de la Nación”, detonó horas tortuosas y filas interminables de ancianos esperanzados por inmunizarse contra este virus. A este ritmo y por la recepción a cuentagotas de las vacunas provenientes de laboratorios en el extranjero, se estima que la vacunación total de la población mayor de 60 años se prolongaría ¡hasta mediados del año 2022!; mientras la vacunación del resto de la población mexicana podría prolongarse hasta el año 2090.
Pero ¿por qué en México no se ha desarrollado una vacuna propia, como en otros países?
Mientras el presidente López Obrador se mostraba entusiasmado por la posibilidad de que centros de investigación pública puedan producir la primera vacuna mexicana contra COVID-19, a la cual sugirió llamarla “Patria”, en su clásico estilo patriotero. Lo que olvidó mencionar fue que, con la extinción de 91 fideicomisos vinculados a la ciencia y el severo recorte presupuestal dentro de la investigación científica, han retrasado y dificultado el desarrollo y la producción de un fármaco hecho en México.
El apoyo y financiamiento a la investigación científica ha sido escaso y hasta asfixiante, durante la austeridad selectiva del gobierno de López, a pesar de que México cuenta con al menos cinco proyectos, realizados por investigadores de los institutos de Investigaciones Biomédicas y de Biotecnología de la UNAM, de la Universidad Autónoma de Querétaro, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, y del Tecnológico de Monterrey.
Rectores e investigadores mexicanos han criticado al gobierno federal por la falta de apoyos para el desarrollo de la vacuna antiCovid-19 que se realiza desde hace 10 meses en centros de investigación pública y en las universidades. Al grado de identificarse un “malinchismo covidiano”, donde las autoridades mexicanas prefieren gastar cantidades exorbitantes para adquirir los fármacos en el extranjero, que invertir en la investigación y tecnología local para producir una vacuna propia, en el país.
Lamentablemente, han transcurrido tres meses en el desfase en los planes de vacunación de la población mexicana, ante la torpeza en la negociación y adquisición de vacunas con los laboratorios extranjeros, la desorganización e improvisación de los gobiernos morenistas y el mal manejo de la pandemia por parte de los López.
Siendo un presidente patriotero y ante los apuros ocasionados por su incapacidad de reaccionar ante la pandemia, López Obrador, ha apostado el todo por gastar miles de millones de pesos en corretear vacunas en otros países, que por apoyar los proyectos mexicanos para poder desarrollar nuestra propia vacuna.