¿𝐂ó𝐦𝐨 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐫a 𝐬𝐞𝐫 𝐮𝐧 𝐭𝐫𝐢𝐛𝐮𝐧𝐚𝐥 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐟𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚?
Por: Alfonso Malpica Olvera
Cuando un niño entra a un tribunal, se enfrenta a un entorno desconocido: salas frías, lenguaje incomprensible, rostros serios. En lugar de brindarles confianza, muchas veces esos espacios solo aumentan su ansiedad.
Un tribunal amigable no significa suavizar la justicia, significa humanizarla. Reconocer que niñas, niños y adolescentes requieren un entorno que les permita participar sin miedo y con dignidad.
Para que un tribunal sea realmente amigable, se deben considerar varios elementos clave:
-Espacios pensados para ellos, cálidos, sin símbolos que intimiden.
-Lenguaje claro y accesible, que puedan comprender.
-Acompañamiento psicológico y profesional durante el proceso.
-Personal capacitado en derechos de infancia, con sensibilidad para escuchar su voz.
En otros países ya hay experiencias probadas, como las salas Gesell, que permiten recoger el testimonio de niñas y niños de forma respetuosa y sin revictimizarlos. En México, aún estamos lejos. Todo depende del criterio de un juez o de la sensibilidad de un equipo técnico. Y eso no debería ser así: la justicia no puede variar según el tribunal al que te toque llegar.
Si de verdad queremos hablar de justicia familiar, tenemos que transformar los tribunales en espacios seguros, que escuchen y protejan a la infancia. Porque la manera en que tratamos a los más vulnerables revela qué tan justa es, en realidad, nuestra justicia.

