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***Columna ENTRE LÍNEAS: La moneda sigue en el aire  

***Columna ENTRE LÍNEAS: La moneda sigue en el aire

 

Si bien el día de hoy Alfredo Del Mazo Maza, recibió de parte del IEEM la constancia de mayoría como gobernador electo del Estado de México, el asunto no está concluido y más bien, el priísmo establecerá una percepción de que es caso cerrado y que la elección del 4 de junio como tal, ya quedó atrás.

Otros, los más atrevidos, ya hablan incluso de la probable composición del gabinete de quien fue candidato de la coalición encabezada por el Partido Revolucionario Institucional, como si a partir de mañana, Del Mazo empezara ya a hacer nombramientos de los funcionarios que le ayudarán a gobernar el Estado de México.

Y aunque la lógica de cómo funciona el sistema político mexicano apunta a que los recursos jurídicos interpuestos por la oposición ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no prosperarán, lo cierto es que no se ha dicho la última palabra.

Es necesario reconocer que el Edoméx está viviendo un momento inédito en su historia política y electoral, ya que todo dependerá del fallo final del tribunal federal, mismo que o bien podría refrendar el triunfo de Alfredo Del Mazo, pero también podría ser reconocida la victoria de la abanderada de Morena, Delfina Gómez Álvarez.

Por una parte, está la certeza que tienen los priístas de que su candidato es el vencedor de la contienda por la gubernatura mexiquense y  se apoyarán en la recepción de la constancia de mayoría, como prueba irrefutable de que así fue.

Sin embargo, si el TEPJF resuelve otra cosa, la constancia de mayoría puede convertirse en un documento meramente decorativo, que no servirá para reclamarle a los magistrados, cuya decisión será inatacable.

El hecho, es que más allá de lo que suceda hoy en la capital mexiquense, de la entrega de la constancia de mayoría y de las protestas de los morenistas quienes exigen sea respetada la voluntad popular, de la presencia de la Central Campesina Cardenista en las instalaciones del Tribunal Electoral del Estado de México (TEEM), misma que se quedará ahí en plantón, será inevitable que alguien tendrá seis años totalmente inconforme, con el fallo final de los magistrados del TEPJF.

Es evidente que si a Del Mazo lo hacen pasar del primer lugar al segundo, los priístas andarán furiosos y con ganas de ver no quién se las hizo sino quién se les pagará; si Delfina Gómez no es reconocida como gobernadora electa, Morena, AMLO y las organizaciones que le apoyan, no dejarán de protestar y expresar su desacuerdo.

Lo lamentable es que en pleno siglo XXI, en México y en la entidad mexiquense, las elecciones no pasen de lo mismo y la percepción ciudadana sea igual que hace muchos años, respecto a que el sufragio popular no cuenta, que el día de la jornada electoral está plagado de irregularidades, que la fase de captura de la información de las casillas no es de fiar y que en sí, los procesos electorales no son nada confiables, por lo que no se puede creer en ellos.

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El dirigente de la Central Campesina Cardenista, Max Correa Hernández, anunció que a partir del 16 de agosto, comenzará un boicot, tanto en México como en Estados Unidos, en contra de la comercializadora de frutos rojos Driscolls, una empresa monopólica cuya matriz se encuentra en el estado norteamericano de California.

La razón de estas acciones, en las que integrantes de esa organización se apostarán en las vitrinas de tiendas de autoservicio como Costco, Sams y Walmart, obedece a que los jornaleros mexicanos que cosechan las frambuesas, zarzamoras, arándanos y fresas, trabajan en condiciones infrahumanas y son víctimas de una tremenda explotación.

Estos jornaleros, mayoritariamente concentrados en el valle de San Quintín, en Ensenada, Baja California, son generalmente de origen indígena, provenientes de entidades del sur como Oaxaca y Guerrero, quienes perciben apenas entre 100 y 150 pesos diarios, por jornadas de trabajo de 12 horas.

Algo muy grave que mencionó Max Correa respecto a este tema, es que dichos trabajadores son explotados con mecanismos económicos precapitalistas, es decir, como si estuviéramos en la época de las haciendas, son peones que para poder cambiar un cheque, tienen que acudir a la tienda de raya del patrón y consumir sus productos, para poder convertir en dinero en efectivo tal documento, lo que constituye no sólo una violación a sus derechos humanos y laborales, sino un atentado contra las propias leyes del país.

Por ello, la Central Campesina Cardenista, apoyada por otras organizaciones sociales en el otro lado de la frontera norte, estará volanteando en suelo estadounidense y mexicano, en las tiendas mencionadas, para invitar al público a no consumir los productos de Driscolls, en tanto no se llegue a una negociación con el sindicato de los jornaleros, para que éstos tengan condiciones laborales dignas y su trabajo sea reconocido, entre otras cosas, fijándose un salario mínimo profesional de 300 pesos al día, toda vez que realizan un trabajo especializado.