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VACUNA POR VOTOS, NO POR RIESGO DE CONTAGIOS. Por Alfredo Oropeza  

 

El gobierno de federal se dice estar muy satisfecho con el cumplimiento del envío de vacunas de Pfizer, así lo dijo el presidente López Obrador. Pero, para llegar a la primera meta de 25 millones de personas vacunadas en México, se necesita de la llegada de más vacunas contra el COVID-19; ya que hasta hoy sólo se han vacunado a 81 mil 300 personas en México.

Para ello, el gobierno federal prevé estar recibiendo, a partir del 12 de enero, 400 mil vacunas cada semana, para llegar a la meta inicial de vacunación del 20% de la población y buscar reducir la mortalidad del virus hasta un 80%, al mes de marzo. Además, prevé la implementación de mil brigadas que se harán cargo del proceso de vacunación contra el virus SARS-CoV-2, a nivel nacional.

El calendario del programa nacional de vacunación, contra el Covid-19, prevé la atención primaria a personal de salud y adultos mayores hasta abril de 2021; mientras, el resto de la población puede ser vacunada hasta 2022, dependiendo de su edad.

Según lo programado por el gobierno federal, de diciembre a febrero se espera haber vacunado a un millón 420 mil personas, que abarca a todo el personal de salud de primera línea, que atiende los contagios por coronavirus. Posteriormente, de febrero a abril, se buscará administrar el antídoto a las personas mayores de 60 años, incluso a aquellos de las localidades más reducidas, dispersas y apartadas del país, con poco o nulo riesgo de contagios.

La estrategia de aplicar las dosis contra el virus por edades continuará y, entre abril y mayo, seguirá la población de entre 50 a 59 años, sin importar la localidad, aún exista poco o nulo riesgo de contagio. Le siguen las personas de entre 40 y 49 años, entre mayo y junio; y al final, de junio y hasta marzo de 2022 el resto de la población menor de 40 años.

El cuestionamiento a dicha estrategia surge al analizar el mapa del índice de contagios por estado y hasta por municipio, donde se observa que el mayor riesgo de contagio es en los estados más poblados y en las ciudades con mayor densidad poblacional del país. Es aquí donde uno se pregunta ¿Por qué la campaña de vacunación no prioriza a los municipios o ciudades con mayor riesgo de contagios y de mortandad? y ¿Por qué considerar una simple estrategia de cobertura territorial por edades, sin considerar el índice de contagios por la densidad poblacional?

La respuesta tal vez se deba a la política populista del presidente y el gobierno de 4Ta., que bajo la falsa bandera de “primero los pobres” derrocha recursos, esfuerzos, tiempo y vacunas, en una estrategia de escopetazos, en vez de considerar tiros de precisión.

Después del legítimo deber de vacunar primero a todo el personal médico, de enfermería y sanitario, de la primera línea de atención a pacientes contagiados por Covid-19 , el presidente López propone realizar un despliegue extraordinario de 120 mil personas, integradas en 10 mil centros de vacunación y mil brigadas, para cubrir 280 mil localidades reducidas y dispersas en el país.

Localidades establecidas en municipios que, en su gran mayoría, se encuentran en semáforo verde y donde, en el peor de los casos, sólo se conoció de uno o dos casos de personas contagiadas, entre sus pobladores. Mientras tanto, en las grandes ciudades del país, el ritmo de contagios es más dinámico y dramático, entre la población.

Por lo anterior, el criterio debería considerar, si bien una estrategia de vulnerabilidad por edad, también por riesgo de contagio; debiendo valorar la densidad poblacional, los niveles de movilidad y la actividad económica.

La población económicamente activa considera a las personas de 15 a 64 años, que representan a 55.4 millones de mexicanos, es el segmento de mayor movilidad, al acudir de sus hogares a sus centros de trabajo o actividad económica. Por tanto, es la población con mayor riesgo de contagio y de contagiar; la gran mayoría establecida en las principales ciudades del país.

Este factor debe estar contemplado en la estrategia nacional de vacunación contra el covid-19, para implementar una campaña que atienda prioritariamente los principales focos de contagio en el país, en una escala de vulnerabilidad por edad y densidad poblacional.

Así, bien se podría inmunizar por criterio de edades, primero a las poblaciones más vulnerables de los municipios en semáforo rojo, para continuar en los naranjas, luego los amarillos y, al final, concluir la campaña de vacunación en los municipios de color verde.

Dejando de lado los criterios populistas y demagogos, el presidente debe priorizar primero las comunidades con mayores índices de contagio y mortandad, para arrancar las jornadas de vacunación y dejar de lardear en grandes campañas territoriales de vacunación, que sólo buscan mercadear vacunas por votos.