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***Columna LA ENTREVISTA en campaña: Discursos de odio

***Columna LA ENTREVISTA en campaña: Discursos de odio

 

La que dice que no dijo lo que dijo en el segundo debate de candidatos es la abanderada independiente, María Teresa Castell de Oro Palacios, quien niega como Pedro negó a Jesús, haberse expresado peyorativa de la aspirante de morena Delfina Gómez Álvarez, a quien el día de ese ejercicio organizado por el IEEM, no bajaba de “maestrita” y cuestionaba su origen humilde.

En su defensa, Castell comentó que nunca hizo de menos a Delfina, “lo único que sí es claro, es que dejé en evidencia que la Delfina que se presenta en el Estado de México, es una Delfina muy diferente a la que tenemos hoy como candidata para morena.”

Por cierto, Castell de Oro, quien ha sido a su vez criticada por estar como parapeto del PRI, para servirle de pararrayos al candidato Alfredo Del Mazo y además, contribuir a la atomización del voto, también dejó en claro que no declinará por alguno de los otros candidatos.

Propuso que se realice un tercer debate en 15 días, que sea abierto y en donde haya más cámaras, público y exista más libertad para contrastar nuevamente propuestas. Desde luego, si eso sucediera, tendría que ser en un escenario extraoficial, ya que el IEEM con lo que le mandata la ley, tiene que organizar de manera obligatoria, dos debates de candidatos.

Se antoja poco probable que los otros candidatos accedan a esta iniciativa de Teresa Castell, pero en política no hay nada escrito y todo puede suceder, quizás tendrá que tocar puertas y hablar con periodistas como Carlos Loret de Mola, para que se organice un tercer debate, al que la ley electoral no obliga.

El que se puso furibundo (¿más?) es el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, quien al salir del sitio donde se llevó a cabo el segundo debate, fue interceptado por un grupo de militantes de morena, quienes le gritaban, lo calificaban de fascista y le pegaban con sus banderines a la camioneta en la que se retiró del IEEM.

Hay que ver dos cosas respecto a este hecho; una, no es correcto lo que hicieron los morenistas, en cuanto a protagonizar un acto en el que Ochoa terminó como la víctima y el mártir, pero la otra, el presidente nacional del tricolor de por sí exagera las cosas, trae un discurso agresivo contra el partido fundado por AMLO y… no dejó pasar la ocasión para dramatizar lo sucedido.

Tan es así, que alertó a los militantes del Revolucionario Institucional en suelo mexiquense, que estén atentos y prevenidos porque igual que él, pueden ser víctimas de alguna agresión como la que sufrió, de parte de los López obradoristas.

Sin embargo, también es cierto que Enrique Ochoa ha pasado de ser un presidente ecuánime y objetivo, a un mero portavoz del sistema de poder, de las élites y las oligarquías que hay en el país, que se sienten amenazadas ante la posibilidad de que morena siga creciendo, conquiste la gubernatura mexiquense y el próximo año, AMLO se convierta en presidente de México.

Pero lo más triste, es que Enrique Ochoa esté predicando exactamente lo mismo que los panistas, reavivando el discurso de odio que trae el blanquiazul contra AMLO desde la elección 2006, cuando López Obrador –según ellos- era un peligro para México.

Al día de hoy, a esa estrategia de campañas negras, el PAN y el PRI, han agregado todo lo que puedan decir para denostar al tabasqueño y a su partido y eso no abona en nada al país democrático que dicen querer construir.