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COLUMNA AMLO: DE PATRIOTERO A MANDADERO Por Alfredo OROPEZA

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AMLO: DE PATRIOTERO A MANDADERO

Por Alfredo OROPEZA

 

A vísperas de la visita del Presidente López a Washington, que se realizará del 8 al 9 de julio, en plena crisis epidemiológica (en ambos países), con un repunte en los índices de inseguridad y con una caída libre de la economía, para México; parece increíble que el fin de tal visita sea rendir tributo a Trump y prestarse a su espectáculo circense, para que este se luzca ante su electorado y presuma como tiene domesticado al mandatario brabucón de México.

Al acudir a presentar sus respetos a Trump (el presidente más anti-mexicano que haya tenido Estados Unidos) es prestarse a ser palero de quien busca levantar sus índices de aprobación, ante el electorado estadounidense. Así, como en su momento lo hizo Peña Nieto, en plena contienda electoral.

Si Peña Nieto se prestó a la humillación nacional, al invitar a Trump a Los Pinos, en plena campaña electoral contra Hillary Clinton; López Obrador se presta al ridículo internacional, al acudir a la Casa Blanca en plena crisis de popularidad de Trump y a vísperas del proceso electoral de Estados Unidos.

El contexto, en que se formalizó la visita de López a Trump, manda las señales claras de en qué calidad asistirá el presidente mexicano:

  • Primero, más que invitación pareció citatorio, ya que el anunció de la visita salió por boca del propio Trump, antes que de la cancillería mexicana o de la oficina del presidente;
  • Segundo, la visita se dará en el calentamiento previo a la contienda electoral estadounidense, donde Trump ha procurado mostrar una agenda de seguimiento a sus políticas antinmigrantes para su electorado, como fue el recorrido al muro que se construye en la Frontera con México; y
  • Tercero, el presidente mexicano no atenderá a una agenda propia, sino a la marcada y dispuesta por la Casa Blanca, excluyendo de ella reuniones con migrantes, organizaciones empresariales, legisladores y académicos de origen mexicano, ni se tratarán temas incómodos como el tráfico de armas.

Tal parece que el Presidente López acude a su cita más por obligación que por diplomacia, en un ánimo de pagar favores más que de obtener algo significativo para México.

Tomando en cuenta que el presidente mexicano tiene varias facturas por pagar, como el rescate ante la OPEP o la suspensión del pago de aranceles a productos mexicanos, amenaza que profirió Trump al arranque del Gobierno de 4Ta. y sólo apaciguó cuando López dobló las manos, desplegando a 26 mil elementos de la Guardia Nacional para fungir como patrulla fronteriza de Trump en territorio mexicano y distrayéndolos de sus labores de seguridad interna.

Además, de colocar a México como la antesala de espera de EE.UU., para los migrantes que desean ingresar a la Unión Americana, donde cerca de 60,000 personas han quedado varadas en territorio nacional, bajo la responsabilidad y mantenimiento del gobierno mexicano, esperando respuesta a sus demandas de asilo, por parte de las cortes americanas.

Incluso congresistas de origen hispano, de Estados Unidos, han urgido a Trump cancelar la reunión con López. Los cuales, a través de una carta denunciaron que es “un intento flagrante de politizar” el vínculo con México.

Así, tan obligado está López Obrador de visitar a Trump y rendirle pleitesía, que tendrá que hacerse la prueba del Covid-19, como protocolo para ingresar a la Casa Blanca, prueba que se ha negado hacer una y otra vez, para realizar sus giras al interior del territorio nacional. Tan obligado está López de ir a hacerle caravana a Trump, que su resistencia de hacer viajes internacionales tuvo que ceder ante la llamada de Trump, a pesar de haber descartado una y otra vez, en meses anteriores, de realizar tal encuentro como un intento fallido para evadir la humillación.

Lamentablemente para México, la visita de López a Trump, viene a develar lo que con hechos se ha venido evidenciando, que detrás del discurso patriotero y nacionalista del Presidente está la acción sumisa y obediente de su Gobierno de 4Ta. a los condicionamientos del mandatario de Estados Unidos.