***Columna LA NORMA POLÍTICA: Turbulencia tras jornada electoral

***Columna LA NORMA POLÍTICA: Turbulencia tras jornada electoral

 

El acto más importante para la renovación de la gubernatura ya tuvo lugar: la jornada electoral y aunque estaba previsto que la participación ciudadana alcanzaría el 70 por ciento de los empadronados, lo cierto es que la expectativa no se cumplió y acudieron a sufragar no más del 64 por ciento de éstos.
Sin embargo, esto rebasó a la elección anterior,  donde el abstencionismo fue del 57.4 por ciento, es decir, hubo una ligera disminución de ciudadanos que prefirieron realizar otras actividades el domingo que ir a expresar su voluntad.
Ante este panorama, el candidato del PRI Alfredo Del Mazo Maza, se perfila como el virtual ganador de la contienda, al obtener el 33.72 por ciento de los votos, mientras que la candidata de morena Delfina Gómez Álvarez, logró el 30.81 por ciento, esto de acuerdo con datos del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM).
En tanto, el perredista Juan Zepeda Hernández, llegó al 17.79 de la votación, la panista Josefina Vázquez Mota 11.2904  por ciento, la independiente María Teresa Castell 2.1268 por ciento, el petista Oscar González, 1.0803 por ciento, mientras que candidatos no registrados 0.1317 por ciento y 3.0381 por ciento de votos nulos.
En un entorno que fue complejo desde un principio, Alfredo Del Mazo generó un discurso diferente a otros candidatos que había tenido su partido en la entidad mexiquense, buscando en todo momento evitar la confrontación directa con sus contrincantes y sí, alentando la inclusión, así como llamando a los ciudadanos a darle su confianza a la persona, más que a un partido político.
Y fue capaz de reconocer que los partidos están desgastados y los gobiernos también, porque la gente ya está cansada de promesas incumplidas, de quienes dicen una cosa y terminan haciendo otra, etc.
El priísta al conocer la información de que aventaja en este proceso a su contrincante de morena, se pronunció por crear un gobierno de unidad para el Estado de México y no puede ser de otra forma, porque enfrentará a una oposición que aunque sin ser gobierno, parecerá serlo por la cercanía del resultado electoral.
Pero el PRI si bien puede respirar mejor que en los días de campaña, donde prevalecía la incertidumbre del sentido de la votación, tampoco puede echar las campanas al vuelo, porque hay datos específicos que deben ser motivo de reflexión y de ser tomados en cuenta porque lo ocurrido no es poca cosa:
Por lo menos en el Valle de México y en municipios muy importantes, el PRI fue derrotado por morena en demarcaciones como Ecatepec, que es nada menos que la casa del actual gobernador Eruviel Ávila Villegas.
 El tricolor igualmente sufrió descalabros en Coacalco, Tultitlán, Cuautitlán Izcalli, así como Tlalnepantla de Baz, lo que significa que la operación política del Revolucionario Institucional falló y que los que decían que iban a entregar buenas cuentas, tal vez simularon un trabajo que en los hechos no existió.
 Pero en municipios de la talla de Naucalpan, donde gobierna el PAN, las cosas no fueron color de rosa, ya que el blanquiazul solamente triunfó en un distrito y el resto se lo llevó morena, mientras que en Atizapán de Zaragoza, donde está al frente del ayuntamiento Acción Nacional, también el partido fundado por AMLO logró la victoria en las urnas.
 Tras la derrota de su candidata Josefina Vázquez Mota, el PAN está entrando en una etapa no de hacer conciencia sino que vive el preludio de una auténtica guerra interna, ya que la esposa del ex presidente de México Felipe Calderón, Margarita Zavala, puso el dedo en la llaga, acusando al dirigente nacional de ese partido Ricardo Anaya, de ser el responsable de la debacle electoral de ese instituto político, que cayó hasta el cuarto lugar en la elección del Edoméx.
 Y el cuestionamiento de la ex primera dama, tiene que ver con la actitud mostrada por Anaya Cortés, quien minimizó la derrota de Vázquez Mota y eso sí, se ufanó de que su partido ganó prácticamente todo… menos el Estado de México.
 De lo que no se dieron cuenta, es que la malaria venía de origen, porque para buena parte de la militancia panista, la candidatura de Vázquez Mota fue vista como una imposición y en nada ayudaba tampoco que ésta arrastrara números pobres de la elección presidencial, donde quedó en tercer lugar.
 No hay que olvidar que el PAN en este 2017 cayó más de lo esperado, no fue competitivo y el antecedente de un tercer lugar conseguido por Luis Felipe Bravo Mena hace seis años, es hoy un cuarto puesto en el que el blanquiazul fue atropellado por casi todos sus contrincantes.
 Eso explica el llamado de Josefina a sus correligionarios, en presencia de Anaya y Víctor Hugo Sondón, para que se hagan las adecuaciones necesarias y se emprenda una reestructuración al interior de su partido, para que se puedan entregar mejores cuentas.
 Y es que es cierto: la candidata trabajó intensamente en su campaña, tuvo un discurso antipriísta furibundo y puede decirse que hasta contundente, fue quien más habló de sacar del poder al tricolor… pero no fue capaz de generar empatía con el electorado.
 ¿Qué viene para los líderes mexiquenses de Acción Nacional? Es probable su remoción, puede que empiecen a rodar cabezas o sencillamente, que el Comité Ejecutivo Nacional, determine disolver el comité estatal y nombre una delegación, tal y como ha sucedido en otros años.
 En el caso del PRD, pudo más la soberbia que las ganas de triunfar en la elección, ya que el 17 por ciento de la votación captada por Juan Zepeda, más el 30 por ciento de Delfina Gómez, más la declinación de Oscar González, del PT, eran suficientes para darle una buena paliza al PRI, que no hubiera podido hacer nada contra una votación contundente por parte de las izquierdas. Pero se repitió la historia y los perredistas se negaron tajantemente a subirse a un barco que era por cierto el único, con posibilidades reales de llegar a buen puerto.
 El abanderado Zepeda quedó en tercer lugar y su presidenta nacional Alejandra Barrales a lo que se dedicó una vez conocido el resultado en Edoméx, fue casi a lo mismo que el panista Anaya, a presumir sus triunfos en otras entidades del país.
 “Estamos positivos”, dijo Barrales junto a Zepeda y su líder estatal Omar Ortega, pero el hecho es que en suelo mexiquense no obtuvo la victoria prometida por su candidato y su coordinador de campaña Luis Sánchez.
 Tras los resultados parciales dados a conocer por la autoridad electoral, Barrales pasó de “positiva” a “reflexiva” y empezó a considerar la posibilidad de sentarse a platicar con la gente de morena, esto rumbo al 2018.
 Pero la presidenta del PRD tendrá que demostrar congruencia, ya que hace poco y en plena campaña, con el que se sentó a dialogar para una probable coalición electoral para la elección presidencial, fue con Ricardo Anaya, del PAN.
Sin duda, Zepeda fue la revelación de la contienda, pero no por el partido sino por su persona, por su capacidad de ser empático con la gente, en particular la de menores ingresos, por el carisma que demostró y por el reconocimiento que hizo como creyente de la democracia, a sus contrincantes, a los ciudadanos que le respaldaron, al PRD y su dirigencia, así como a los representantes de los medios informativos que cubrieron sus actividades proselitistas.
 Como se esperaba, Andrés Manuel López Obrador, no aceptó los resultados preliminares presentados por el IEEM que favorecen a Del Mazo y anunció que morena defenderá el sufragio ciudadano voto por voto y casilla por casilla, porque la ganadora de la elección fue su candidata Delfina Gómez.
 Para morena, hay la presunción de un fraude electoral con la colaboración y contubernio de la autoridad electoral e incluso, simpatizantes y militantes de ese partido, han subido a las redes sociales lo que valoran como evidencias contundentes de que la voluntad popular fue hecha pedazos una vez más, por una maquinaria que opera desde el gobierno.
 Esto significa, que el conflicto postelectoral está a la vuelta de la esquina y que el escenario de movilizaciones, plantones, impugnación de la elección y judicialización de este proceso, en cualquier momento puede presentarse.
 Hay un dato reconocido por el IEEM: partido contra partido, el triunfó se lo llevó Delfina Gómez, ya que morena obtuvo el 30.81 por ciento de los votos, mientras que el PRI logró el 29.81 por ciento de sufragios. Al tricolor lo salvó su coalición con Encuentro Social, Nueva Alianza y Partido Verde que le dio el “plus.”
 A la maestra Delfina Gómez de poco le sirvió la declinación del PT y su candidato Oscar González Yáñez, porque el grupo del líder petista Vicente Miguel Mateos, que en un principio decía apoyarla, una vez que González Yáñez declinó, determinó sumarse con el perredista Juan Zepeda Hernández.
Esta situación no hizo sino fragmentar el voto petista, ya que una parte de él se fue con Delfina, otro con el propio Oscar –la alianza fue de facto, no coalición producto de un convenio- y la otra, cayó a la cancha del PRD. Así las cosas, una vez más las izquierdas se destruyeron entre sí en lugar de unirse, dejándole el campo libre al PRI.
Por su parte, la candidata independiente María Teresa Castell, fue dócil en su derrota, misma que de inmediato reconoció -¿cómo se vería impugnando con la cantidad tan baja de votos que consiguió?- y se pronunció a favor de que sus propuestas de campaña ahora sean retomadas por el vencedor (Del Mazo). 
 El que ya ni la burla perdona, es el titular de la SEDESOL federal, Luis Enrique Miranda Nava, que hizo un tremendo oso al presentarse –según él- a votar en la ciudad de Toluca, pero no pudo hacerlo porque su credencial ya estaba vencida.
 De esto sólo puede haber dos lecturas: o el funcionario tuvo tan bien guardada su credencial para votar que por años no la tuvo en sus manos y nunca escuchó los spots del INE respecto a que tal documento tenía fecha de caducidad o la otra y peor:
 Sabía que su credencial ya no tenía vigencia, pero con todo y ello intentó sorprender a los funcionarios de mesa directiva de casilla, lo que hablaría muy mal de él y de que actuó con premeditación y alevosía. Para su mala suerte, Luis Miranda, un secretario de estado cercano al presidente Enrique Peña, no apareció en la lista nominal.